Una española que vive en Irlanda alucina con las normas que le ha puesto la familia con la que está acogida

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La experiencia de vivir en una familia extranjera: mucho más que aprender un idioma

Mudarse a otro país para integrarse en el hogar de una familia local puede ser una vivencia fascinante y enriquecedora, pero también presenta un conjunto único de desafíos que no todos están preparados para enfrentar. Este proceso no solo implica adaptarse a un nuevo idioma, sino también a las tradiciones, costumbres y, sobre todo, a las reglas de convivencia que se establecen en el hogar anfitrión. Jóvenes que asumen el rol de ‘au pairs’ o estudiantes de intercambio se encuentran, a menudo, ante el reto de ajustarse no solo a un nuevo entorno cultural, sino también a una estructura de normas y responsabilidades que pueden variar ampliamente de una familia a otra. En este contexto, las tareas domésticas y la supervisión de los niños suelen formar parte del acuerdo, lo que añade una capa adicional de complejidad a la experiencia.

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Rebeca del Río, una joven española que actualmente vive en Irlanda, se ha convertido en un ejemplo claro de cómo navegar estos desafíos. A través de un video compartido en TikTok, Rebeca detalló las normas y responsabilidades que le han asignado en el hogar irlandés donde reside. Su experiencia no es la primera en esta casa, ya que previamente pasó un año completo con la misma familia. Este verano, ha vuelto a la casa, donde ha encontrado que las reglas y las tareas asignadas son similares a las del año anterior, aunque con algunos ajustes específicos para la temporada.

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Una lista extensa, pero compartida

En el vídeo, Rebeca exhibe la lista de normas y tareas que la madre de la familia le entregó, mostrando con humor la hoja impresa que detalla cada actividad. “Me río porque os veo venir en los comentarios, esto es lo que me ha impreso la madre, son las normas y tareas para el verano que es lo que voy a estar con ellos”, comenta entre risas. Aunque las tareas parecen abrumadoras a primera vista, Rebeca aclara que no son solo su responsabilidad, sino que se trata de un esfuerzo conjunto. Las tareas diarias se dividen entre ella, la madre de la familia, y los niños, quienes también deben participar en las actividades del hogar.

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Por las mañanas, la rutina de Rebeca incluye una serie de responsabilidades que van desde dejar salir al perro para que haga sus necesidades, darle una medicación y posteriormente su comida, hasta encargarse de despertar a los niños y ayudarles con el desayuno. Aunque admite que el desayuno suele ser sencillo –los niños solo tienen que servirse cereales–, también tiene la tarea de recordarles aspectos básicos de la higiene personal, como lavarse los dientes y la cara, algo que, según sus palabras, “no hacen nunca”.

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Además, un punto crucial en su lista de responsabilidades es asegurarse de que los niños se apliquen protector solar, especialmente considerando que uno de ellos tiene la piel muy pálida y es propenso a desarrollar manchas si no se protege adecuadamente. Esta tarea, al igual que muchas otras, es compartida entre ella y la madre de la familia, enfatizando el enfoque colaborativo que buscan mantener en el hogar.

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Tareas de mantenimiento del hogar y responsabilidades compartidas

Aparte de las actividades matutinas, Rebeca también es responsable de varias tareas relacionadas con el mantenimiento del hogar. Esto incluye poner la lavadora con la ropa de los niños, secarla, recogerla y guardarla. También se ocupa de mantener la cocina ordenada, lo que implica limpiar la mesa y planificar las comidas diarias. Hacer las camas de los niños es otra de sus responsabilidades, aunque trata de involucrar a los pequeños en esta tarea para que aprendan a ser más independientes.

Rebeca también se encarga de la ventilación de la casa, abriendo las ventanas de la parte delantera por las mañanas y cerrándolas por las noches, y del cuidado del perro, al que debe pasear durante 15 a 20 minutos al día. Esta tarea también se alterna con los niños, lo que refuerza la idea de compartir responsabilidades.

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El equilibrio entre la educación y el entretenimiento

Pero las responsabilidades de Rebeca no se limitan solo a las tareas domésticas. Un aspecto importante de su rol es supervisar las actividades educativas de los niños. La familia ha establecido que cada día deben dedicar tiempo a la lectura y a escribir en un diario, fomentando así tanto la escritura como la reflexión. Además, los niños tienen un tiempo limitado para el uso de dispositivos electrónicos, con una clara distinción entre el tiempo para juegos educativos y el tiempo de pantalla libre en YouTube Kids, que puede extenderse en días de mal tiempo.

A través de estas experiencias, Rebeca no solo ha aprendido a gestionar su tiempo y responsabilidades, sino también a adaptarse y a participar activamente en un entorno familiar extranjero, demostrando que vivir en un país diferente es mucho más que una simple aventura cultural; es un proceso de aprendizaje constante, lleno de retos y descubrimientos diarios.

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