Fallece Juan Canal en pleno litigio por demostrar su parentesco con Eduardo Noriega
En los últimos meses, el nombre de Juan Canal resonó en los medios debido a un litigio que emprendió para probar que era hermano del famoso actor Eduardo Noriega. La batalla legal tomó un giro inesperado con el fallecimiento de Canal, quien murió a los 88 años sin haber conseguido que la justicia reconociera formalmente el vínculo familiar que reclamaba. La controversia, no obstante, no se ha extinguido, pues ahora serán los descendientes de Canal quienes tomen el relevo en la búsqueda de esa verdad que él defendió hasta su último aliento.
Una diferencia de edad que sorprendió a muchos
Lo que más llamó la atención en esta historia fue la significativa diferencia de edad entre los supuestos hermanos, un abismo de cuatro décadas que levantó muchas cejas. Juan Canal aseguraba que Pío Noriega, padre de Eduardo, había tenido una relación amorosa con Inés, una empleada del hogar, cuando él apenas tenía 19 años. Inés, quien por aquel entonces contaba con 36 años, habría dado a luz a Canal, lo que explicaría esa brecha generacional tan pronunciada entre ellos. A pesar de la firmeza de su relato, Eduardo Noriega, conocido por su discreción en temas personales, optó por mantenerse en silencio, eligiendo no comentar públicamente sobre la cuestión.
El peso de una coincidencia genética del 99.99%
La muerte de Juan Canal no llegó antes de que se realizara una prueba de ADN que, según él, corroboraba sus afirmaciones. Canal se sometió a un test de ADN con Pío Noriega (hijo), el cual arrojó un resultado que no dejaba mucho margen a la duda: una coincidencia genética del 99.99%. Este dato crucial fue uno de los pilares sobre los que Canal sustentó su reclamo, aunque la justicia española aún no había fallado a su favor al momento de su deceso. A pesar de no haber obtenido el reconocimiento en vida, los hijos de Canal han decidido continuar con el proceso legal, que ahora ha llegado hasta el Tribunal Constitucional.
Un encuentro cargado de tristeza
Entre los pocos recuerdos que Juan Canal compartió públicamente, destacó un encuentro que tuvo con Eduardo Noriega, un momento que describió como especialmente doloroso. Canal rememoró que, durante esa reunión, no recibió ni una sonrisa de su presunto hermano, una experiencia que lo marcó profundamente. «Fue una conversación por mi parte muy hermanada, cristiana, familiar; pero él fue muy seco y no me sonrió en todo ese tiempo», relató Canal con evidente tristeza, reflejando el anhelo de una conexión que, en su opinión, jamás llegó a consolidarse.
El grito de justicia en sus últimas apariciones
Antes de su fallecimiento, Juan Canal apareció en el programa «La vida sin filtros» de Telecinco, donde lanzó un desafío público a Eduardo Noriega, exigiendo que se sometiera a una prueba de ADN para resolver de una vez por todas la controversia. «Reto a Eduardo Noriega, poniendo de testigo a todos los señores de aquí, poniendo de testigo a toda España, que se haga el ADN conmigo y esta historia empieza o se acaba», afirmó con determinación. Para Canal, no se trataba de obtener nada material, sino de restituir el honor de su madre y conseguir el reconocimiento que sentía que le habían negado durante toda su vida.
Un pasado marcado por el abandono y el exilio
La vida de Juan Canal no fue sencilla. Creció en un orfanato hasta los 20 años, momento en el que su padre, Pío Noriega, decidió enviarlo a Cuba, donde Canal acabó formando una familia. La complicada historia de los amores de Pío Noriega, que incluía a Inés y posteriormente a Marina Roiz y María Teresa Gómez, dibuja un escenario de relaciones complejas y decisiones difíciles. Fue solo al regresar a España que Canal comenzó a investigar sus orígenes, lo que lo llevó a iniciar su larga batalla legal en los años 80, una época en la que las pruebas de ADN no estaban disponibles en el país.
La búsqueda del apellido Noriega
Durante las décadas que siguieron, Canal luchó con perseverancia para que se reconociera su derecho al apellido Noriega. Su investigación lo llevó a contactar con Pío Noriega, hijo de su supuesto padre, y fue entonces cuando se realizó la prueba de ADN que confirmó, según Canal, lo que él siempre había creído: que era parte de la familia Noriega. Aunque su muerte pone un fin a su búsqueda personal, el caso no ha concluido, y ahora sus hijos continúan esa lucha en su nombre, con la esperanza de que la justicia finalmente les dé la razón.