«La gente prefiere paguitas a trabajar». Un hostelero asegura haber cerrado su bar porque no encuentra personal

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El cierre nocturno de un hostelero desata la controversia

En un pequeño pueblo, un hostelero ha tomado una decisión que ha generado revuelo entre sus clientes y en las redes sociales: cerrar parcialmente su establecimiento durante las noches debido a la falta de personal. La razón que el propietario esgrime para esta medida ha tocado un nervio sensible en la sociedad actual. «La gente prefiere subsistir con paguitas que trabajar», afirmó en un cartel colgado en la ventana de su negocio. Este mensaje, acompañado por la frase «No tenemos servicio de cenas por falta de personal. Lo sentimos», ha provocado un intenso debate sobre el estado del mercado laboral en España.

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El hostelero no se ha quedado en una simple queja; su mensaje lleva una crítica implícita a la economía del país. Según él, el problema radica en que miles de personas se mantienen con subsidios, mientras los restaurantes, incluso los más reputados, luchan por encontrar empleados. «Algo falla», sentencia el propietario, ampliando su observación más allá de su negocio hasta abarcar toda la economía nacional.

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La réplica de un influencer: un problema más profundo

Sin embargo, no todos comparten esta visión. Jesús Soriano, un conocido influencer valenciano bajo la cuenta @soycamarero, ha llevado la discusión a las redes sociales, particularmente a la plataforma X (anteriormente Twitter). Soriano no se ha guardado nada al responder al hostelero, sugiriendo que la falta de trabajadores no se debe a las llamadas «paguitas», sino a las condiciones laborales que muchos deben soportar en la hostelería. «Claro que algo falla», comienza Soriano, y enumera una lista de problemas que incluyen horas extras no pagadas, turnos partidos, sueldos bajos y contratos que no reflejan la experiencia real de los empleados.

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El influencer también cuestiona la idea de que los subsidios desincentivan el trabajo. Si los trabajadores prefieren los subsidios a un empleo, Soriano se pregunta qué tipo de condiciones están ofreciendo los empresarios para que esas ayudas parezcan una mejor opción. «¿Qué ofrecéis para que prefieran subsistir con ellas?», plantea de manera retórica, mientras reta al hostelero a revelar cuáles son esas «paguitas» tan atractivas, ya que él, asegura, no conoce a nadie que viva de ellas.

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Un debate polarizado en las redes sociales

El debate no tardó en expandirse entre los seguidores de Soriano, con un usuario señalando que una de estas ayudas apenas alcanza los 400 euros, lo que resulta insuficiente para que alguien elija no trabajar. Otros sugieren que si alguien opta por esas ayudas en lugar de un salario, quizás ese salario sea aún más bajo que la ayuda en cuestión.

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Las respuestas a este hilo han incluido tanto comentarios de apoyo como críticas. Algunos, como un lector que sugirió irónicamente que «en cuatro o cinco años tendremos robots humanoides dando el servicio de camarero, problema solucionado», cuestionan la viabilidad del modelo actual de trabajo en la hostelería. Otros corroboran la difícil realidad de muchos trabajadores: «Yo tampoco nunca he conocido a nadie con paguita para subsistir. Ni personas con incapacidad permanente, ni personas con pensiones por otros motivos… Pero en cambio sí tengo muchos conocidos trabajando en condiciones laborales pésimas y aguantando porque no queda otra», señala otro comentario.

Opiniones encontradas: ¿Paguitas o trabajos en negro?

No obstante, también han surgido opiniones discrepantes. Un usuario sostiene que sí existen personas que cobran estos subsidios y que, además, realizan trabajos en negro para complementar sus ingresos, llegando incluso a vivir cómodamente. «Los 400 euros y luego hacen supuestamente chollos en negro y viven como Dios; y otros presuntamente a delinquir», comenta, a lo que otro usuario le responde con escepticismo, cuestionando la existencia de esos supuestos «chollos en negro» y señalando que la delincuencia no es exclusiva de quienes reciben subsidios.

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En resumen, la controversia desatada por el cierre parcial de este hostelero ha puesto en evidencia las profundas divisiones y opiniones enfrentadas sobre la realidad laboral en España, donde los subsidios y las condiciones de trabajo parecen ser dos caras de una misma moneda en un mercado que sigue buscando equilibrio.