Una tragedia inesperada

Un niño de apenas dos años perdió la vida de manera devastadora al ahogarse en un canal cercano, tras haberse escapado de su casa con la inocente intención de alimentar a los patos, según han informado medios británicos. El desenlace, que ha dejado a los vecinos sumidos en la tristeza, ocurrió este domingo pasado.
Las autoridades y servicios de emergencia se apresuraron al lugar de los hechos tras recibir el aviso. La Policía, que llegó primero a la escena, logró sacar al pequeño del canal, encontrándolo en estado crítico. Los paramédicos que estaban en el lugar no tardaron en comenzar a aplicar técnicas avanzadas de soporte vital, en un esfuerzo desesperado por salvar la vida del menor. Sin embargo, a pesar de la rápida y decidida intervención, el niño fue declarado muerto en el lugar, una noticia que ha sacudido a todos los que conocían a la familia y a quienes han seguido este trágico suceso a través de los medios locales.
El dolor de una comunidad
Los vecinos del área han expresado su profundo pesar por lo ocurrido. Según relatos compartidos por quienes viven cerca del lugar de la tragedia, el pequeño había logrado salir de su hogar sin ser visto. Minutos después, se escucharon gritos desesperados, justo cuando la tragedia se estaba desarrollando. Un residente del área, quien ha preferido mantenerse en el anonimato, explicó que la familia del niño estaba ocupada empaquetando cajas en el garaje, posiblemente preparándose para una mudanza, cuando el pequeño se escapó.
Este mismo vecino, padre de dos hijos, ha compartido su propia relación con el canal, ubicado a escasos 100 metros de su casa. Como muchos otros en la zona, solía llevar a sus hijos a alimentar a los patos, una actividad común entre los niños del vecindario cuando tienen pan en casa que ya no está fresco.
En sus palabras, “lo primero que vi fue a la Policía, y luego entré en el grupo de WhatsApp, donde habían mandado un mensaje de un niño de dos años desaparecido”. Este mensaje se refería, desafortunadamente, al pequeño que había desaparecido mientras la familia se encontraba en medio de la mudanza, una tarea que probablemente les distrajo lo suficiente como para no notar la ausencia del niño hasta que ya era demasiado tarde. El suceso se produjo en el tranquilo barrio de Wolverhampton, ciudad ubicada en el oeste de Inglaterra.