La vida de Raquel Morillas tras Gran Hermano
Raquel Morillas saltó a la fama en el año 2002, cuando participó en la tercera edición de Gran Hermano, el reality show más exitoso de la televisión. Su personalidad fuerte y polémica le granjeó muchos detractores, que querían verla fuera de la casa de Guadalix de la Sierra. Sin embargo, también le abrió las puertas de una carrera mediática, en la que destacó su romance y su ruptura con Noemí Ungría, otra concursante del programa.
Pero la vida de Raquel dio un giro dramático cuando sufrió un grave accidente de tráfico, que le dejó secuelas físicas y psicológicas. Además, se vio atrapada por la adicción al juego, que le hizo perder gran parte de su fortuna. Tras tocar fondo, Raquel consiguió rehacer su vida en Alicante, donde vive con su pareja y trabaja como vendedora de la ONCE.
El drama familiar de Raquel y su hermana Alicia
Raquel no ha dejado de lado su faceta de influencer, y a través de sus redes sociales comparte su día a día con sus seguidores. Pero también aprovecha estos canales para denunciar una situación que le afecta personalmente: el caso de su sobrino Antonio, un niño que sufre violencia vicaria por parte de su padre.
La madre de Antonio, Alicia, es la hermana de Raquel. En una reciente entrevista en la Cadena Ser, Alicia relató el calvario que vive desde que se separó de su exmarido en 2015.
Según su testimonio, el hombre le amenazó con destruirle la vida y no le importó usar a sus hijos como arma. Alicia contó que su hijo menor empezó a mostrar conductas violentas y que su hijo mayor le confesó que su padre le maltrataba físicamente.
Alicia inició entonces una batalla legal y social para proteger a sus hijos, pero se encontró con la incredulidad y el cuestionamiento de las instituciones. Ni los abogados ni los servicios sociales le creyeron, y dejaron a Antonio en manos de su padre. Raquel, por su parte, ha expresado su indignación y su apoyo a su hermana en un post de Instagram, donde ha criticado que se atribuyan los problemas del niño a un trastorno de conducta y no al abuso paterno.
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