»Él es un amor y me encanta, pero…» Albert no entiende el motivo de rechazo de su cita en First Dates

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Un safari de amor

Albert, un aventurero catalán de 58 años, llegó a First Dates tras dos décadas de safaris fotográficos en África. Con historias de humildad y aventuras, buscaba una compañera cariñosa y valiente.

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Raquel, odontóloga madrileña de 52 años, apareció en escena con un aire de los años sesenta, época que valoraba por el respeto entre géneros, y una elegancia que definía su personalidad.

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Encuentros y proyectos

La primera impresión fue de mutua atracción; Albert encontró a Raquel atractiva, y ella a él encantador. La velada se desarrolló entre conversaciones sobre sus vidas: Raquel, estudiando interpretación con sueños de actuar, y Albert, con libros escritos aún por publicar.

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Complicidad y el ‘gran dilema’

La complicidad entre ellos crecía, pero Raquel enfrentaba un dilema: la falta de atracción física hacia Albert. »Me parece una persona muy interesante, educado, me ha gustado. Viste bien y tiene una sonrisa bonita, pero nada más. No me ha gustado físicamente y claro ahora tengo un dilema porque él si me gusta, pero su físico no», declaraba.

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Albert, por su parte, buscaba pasión, cariño y tolerancia en una pareja, cualidades que Raquel admiraba en él. Además de atraerle físicamente.

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Un adiós doloroso e inesperado

La cena culminó con una decisión difícil. Raquel, a pesar de encontrar a Albert encantador, no podía superar la barrera física. »Hay personas que le dan más importancia al físico, pero para mí es el 50%. Él es un 100 en cabeza, pero en el físico…», explicaba ella.

Con pesar en su corazón, finalmente rechazó la posibilidad de una relación, dejando a Albert confundido y sin respuestas. Trayendo consigo un adiós inesperado en el programa.

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Se despidieron, cada uno con su propio camino, aunque el soltero reconocía no entender del todo el motivo del rechazo. »Es un amor, me encanta», decía ella. »Entonces, ¿por qué me dices que no?», le contestaba él. »Pues porque no», respondió tajante ella.

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Y es que aunque sí hubo conexión y encanto entre ambos comensales, la falta de atracción física de Raquel hacia Albert fue decisiva para el desenlace.