First Dates sigue siendo una caja de sorpresas.
Semana tras semana, ‘First Dates’ sigue dejando sin habla a los espectadores. A pesar de ser un formato que lleva varios años en antena, sus creadores se las ingenian para encontrar a pretendientes que no dejan a nadie indiferente y que dan mucho de qué hablar. Además, afortunadamente para Cuatro, el dating show sigue teniendo una audiencia fiel y un gran seguimiento en las redes sociales.
El secreto del éxito de ‘First Dates’ consiste, en parte, en que gracias al programa que sigue presentando Carlos Sobera aprendemos a ligar en la era moderna. Además, el formato hace una importante labor ayudando a visibilizar a las minorías, aprendemos los valores de la tolerancia… y, otras veces, simplemente nos muestran lo que bajo ningún concepto debemos hacer en una cita en absoluto.
¿Cómo se debe reaccionar cuando acudimos a una cita a ciegas, y nuestro pretendiente no nos entra por los ojos? Lo mejor es no hacer como Celestina, una jubilada de 72 años, que vivió literalmente lo opuesto a un flechazo. Cuando vio a Antonio, la cita que ‘First Dates’ había escogido para ella, le faltó tiempo para salir corriendo del plató-restaurante más famoso de la televisión.
Celestina entró sonriente al programa. Había una cosa que tenía clarísima: tras haber criado a siete hijos, declaraba que estaba de cocinar hasta la coronilla. Según ella, durante toda su vida todo ha sido «ordena y mando»: «Yo ahora no quiero un hombre así, yo no quiero un hombre ni posesivo ni celoso. Quiero un hombre que me haga la vida bonita y fácil, como yo se la haré a él», dijo.
Sin embargo, también tenía algún requisito físico: «Un hombre alto, moreno, que no fume, no beba, que sea como yo, que le guste viajar y que coma todas las comidas, ‘que le pongas una paella y se coma dos cucharadas'», explicó.
«¡Ay, que feo de hombre!»
Tras ver a Antonio, se sintió inmediatamente decepcionada. Para más inri, no le faltó tiempo para criticar el físico de su pretendiente. Por otro lado, la mayor preocupación de Antonio era saber si se iba a quedar sin cenar después de haber ido hasta allí.
«Ay, no me gusta», se lamentó Celestina, «pero qué me han traído, si parece mi abuelo. feísimo, ¿es que no le has visto tú? ¡Ay, que feo de hombre!». Antonio, por su parte, no entendía nada de lo que estaba pasando, pero siguió la corriente al ver que Celestina aceptaba darle una oportunidad para conocerle.
En cualquier caso, Celestina no tardó en ser muy clara con su pretendiente, ya en la mesa del plató-restaurante. Según ella, le veía «muy mayor» para ella, a lo que Antonio, desconcertado, le espetó: «Tengo 72, igual que tú».
Este comentario dejó a la mujer cortada, ya que estaba convencida de que Antonio era al menos una década mayor que ella. Se limitó a responderle que cuál, pero ella simplemente calló, explicando más tarde delante de la cámara que «me ha caído tan gordo, que no sabía qué responder». Tuvo que intervenir Carlos Sobera para prometerles que regresarán otro día para conocer a otros pretendientes.
En cuanto a Antonio, Carlos Sobera le tranquilizó, prometiéndole que no se irá a casa sin comer nada. ¡Está claro que, tanto Celestina como Antonio, son dos personas que tienen muy claras sus prioridades!